Aunque nunca se menciona en la película el nombre de la compañía propietaria de la Nostromo, en los monitores de las computadoras y en las latas de cerveza aparece el nombre «Weyland-Yutani», junto con un logotipo. El dramaturgo inglés la escribió precisamente porque este género de venganza sanguinaria y encarnizada triunfaba en su época, como hoy lo hacen Escupiré sobre tu tumba 1, 2 y 3. Antaño las multitudes se agolpaban para presenciar las ejecuciones públicas o para contemplar sangrientas operaciones quirúrgicas o autopsias que se hacían en auditorios abiertos al público, como quien hoy va al cine.